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9 June, 2025

La transición energética global y el nuevo eje de Poder Geopolítico Global – Análisis de China, EE.UU. y Europa

La transición energética global representa un cambio fundamental del sector energético, de los combustibles fósiles a las fuentes de energía renovables, con el objetivo primordial de establecer un sistema ambientalmente sostenible, fiable, resiliente y equitativo. Este cambio busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer la seguridad energética. Históricamente, el poder geopolítico recaía en naciones con vastas reservas de combustibles fósiles, sin embargo, la transición energética está reconfigurando este poder, con el surgimiento de nuevas superpotencias energéticas centradas en el desarrollo y la exportación de energías renovables y minerales críticos. China ha tomado la delantera en la producción de tecnologías de energía limpia y el procesamiento de minerales críticos. Estados Unidos por su parte responde con políticas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) para fortalecer su manufactura doméstica y diversificar sus cadenas de suministro y Europa, con el Pacto Verde Europeo y REPowerEU, busca la neutralidad climática y la reducción de la dependencia energética externa, estos tres bloques compiten y establecen alianzas en este nuevo panorama energético.

Bien podemos decir que la transición energética se enfrenta al “trilema energético”, que busca equilibrar la seguridad del suministro, la asequibilidad y la sostenibilidad. Aunque la sostenibilidad es el objetivo a largo plazo, en momentos de crisis se priorizan la seguridad y la asequibilidad, un ejemplo claro es la respuesta europea a la invasión rusa de Ucrania, que aceleró la diversificación, pero también resaltó la necesidad de asegurar el suministro inmediato, incluso con combustibles fósiles. Esta situación muestra cómo la inestabilidad geopolítica impacta el ritmo de la transición, a veces ralentizando la descarbonización.

El poder geopolítico tradicional, vinculado a los combustibles fósiles, se desplaza hacia los minerales críticos, pero el aspecto crucial no es solo la extracción, sino el procesamiento y refinado de estos minerales. Para ponerlo en perspectiva, China refina más del 60% del litio global, a pesar de extraer solo el 13%, y procesa un abrumador 85% de las tierras raras, esta concentración de la capacidad de procesamiento en China otorga una nueva palanca geopolítica, creando una dependencia de los centros de procesamiento, incluso para países con sus propios depósitos de minerales.

También debemos tener en cuenta que, las cadenas de suministro de minerales críticos son vulnerables debido a la dependencia de un número limitado de proveedores, principalmente China, dominando el refinado y procesamiento de muchos de estos minerales, una posición que ha logrado a través de décadas de política industrial estratégica e inversiones, más que por una mera dotación de recursos. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) pronostica que la demanda de minerales críticos deberá triplicarse para 2030 y cuadruplicarse para 2040 para lograr las emisiones netas cero, lo que exacerba las vulnerabilidades.

Por otro lado, Estados Unidos, conocido tradicionalmente como una potencia en combustibles fósiles está reorientando su estrategia energética hacia la descarbonización y la seguridad del suministro. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de 2022 por ejemplo, es la mayor inversión en energía limpia en la historia de Estados Unidos, esta legislación proporciona incentivos para facilitar la transición hacia la energía limpia y una vida descarbonizada. La IRA por su parte, otorga una importante autoridad de préstamo para proyectos que reequipen o reemplacen infraestructuras energéticas y para apoyar la fabricación nacional de energía limpia, el objetivo, según ellos es asegurar la posición de Estados Unidos como líder mundial en la fabricación nacional de energía limpia y promover la justicia ambiental.

Estos se enfrentan a una dependencia significativa de fuentes extranjeras, particularmente de China, para minerales críticos esenciales, ya que el país es un actor menor en la extracción de minerales y tiene una participación aún más mínima en el procesamiento. En respuesta al dominio chino, Estados Unidos está compitiendo para remodelar las cadenas de suministro, incentivar la producción nacional y profundizar las asociaciones con aliados ricos en recursos como Australia y Canadá. La IRA ha impulsado una gran inversión en este sentido. Estados Unidos está comenzando a diversificar los suministros de minerales para cobalto y litio. El país tiene como objetivo construir cadenas de suministro de energía limpia con riesgos reducidos para recuperar la ventaja geopolítica.

Europa por su parte, aspira a convertirse en el primer continente climáticamente neutro para 2050, un objetivo legalmente vinculante en virtud de la Ley Europea del Clima, este objetivo es fundamental para el Pacto Verde Europeo, lanzado en 2019, la UE se ha fijado el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030. Sus principios clave incluyen priorizar la eficiencia energética, desarrollar un sector eléctrico basado en energías renovables y asegurar un suministro energético asequible, el Pacto Verde Europeo y las políticas gubernamentales asociadas han impulsado una inversión sustancial en tecnología verde.

Las materias primas críticas son la base de las ambiciones de energía limpia de Europa, la UE ha comenzado a avanzar hacia una mayor resiliencia de la cadena de suministro, culminando en la Ley de Materias Primas Críticas (CRMA) de 2024, este proyecto tiene como objetivo diversificar el abastecimiento, impulsar la minería nacional (con un objetivo del 10% de las necesidades de la UE) y el procesamiento (40% dentro de la UE), y aumentar los esfuerzos de reciclaje (con un objetivo del 15% para la recuperación de materiales al final de su vida útil). Las asociaciones internacionales son esenciales para cadenas de suministro estables, y la UE está ampliando la cooperación con países ricos en recursos como Canadá y Australia.

La transición energética global se enfrenta al desafío de garantizar una transición justa y equitativa para todos los países, ya que, las naciones en desarrollo pueden carecer de los recursos financieros y la experiencia tecnológica necesarios. La inversión en energía renovable, por un lado, se concentra predominantemente en los países desarrollados. Sin embargo, iniciativas como las Asociaciones para una Transición Energética Justa (JETP) buscan abordar esta brecha. Pero, el camino desde los compromisos hasta la implementación tangible ha estado plagado de desafíos ya que la falta de acceso a energía segura y asequible puede socavar la confianza pública en los gobiernos y ralentizar la adopción de políticas climáticas.

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karla flores

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