En medio de la guerra entre Rusia y Ucrania la UE enfrenta un gran problema en el alza del precio del gas natural. ¿Será momento de utilizar las reservas?
La crisis energética en Europa se ha intensificado debido a la invasión de Ucrania por parte de Rusia desde hace tres años, lo que ha provocado un aumento sin precedentes en los precios del gas natural y ha puesto en riesgo la seguridad energética del continente.
Tras la invasión, los precios del gas natural en Europa alcanzaron máximos históricos, superando los 200 euros por megavatio hora (€/MWh) en el índice TTF, la referencia principal en el mercado europeo.
Las reservas de gas en Europa se encuentran en niveles preocupantemente bajos. Según datos recientes, los depósitos de gas están al 35-40% de su capacidad máxima, una disminución significativa en comparación con años anteriores, cuando se mantenían entre el 55-60% en la misma época del año, para tomar una perspectiva de esta problemática según mismos datos de la “Gas Infrastructure Europe” se estimó en el año 2012 una tendencia de las reservas de este recurso para el año 2023 – 2024.
Existen algunos factores que afectan esta crisis entre los cuales se presentan la dependencia histórica que tiene la Unión Europea contra el gas ruso, el cual representaba casi el 40% de sus importaciones. La guerra en Ucrania ha llevado a una reducción drástica de este suministro, obligando a Europa a buscar alternativas muy poco favorables, tal como la compra de este recurso a EUA.
Las políticas de la Unión Europea también afectan de manera directa el precio de este recurso, ya que la imposición de objetivos de almacenamiento que obligan a los países a comprar gas simultáneamente eleva los precios y desincentivan la acumulación de reservas durante el verano.
Así mismo, un invierno especialmente frío y la falta de generación renovable debido a fenómenos como el “Dunkelflaute” (períodos prolongados de baja producción eólica y solar) han incrementado la demanda de gas en todo el continente.
Para mitigar la crisis, Europa ha incrementado las importaciones de gas natural licuado (GNL) de países como Estados Unidos, Qatar y Australia. Sin embargo, esta dependencia del GNL plantea riesgos debido a la competencia en el mercado global y la volatilidad de los precios. Además, la Unión Europea está considerando flexibilizar los objetivos de almacenamiento de gas para evitar distorsiones en el mercado y permitir una acumulación más eficiente de reservas.
La crisis actual subraya la necesidad urgente de diversificar las fuentes de energía y acelerar la transición hacia energías renovables para garantizar la seguridad energética y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
karla flores