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22 abril, 2025

¿Qué impacto económico y oportunidades para México trae la electrificación del transporte en América Latina?

Aunque la electrificación del transporte representa una vía clave para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, su adopción en países emergentes enfrenta desafíos económicos, tecnológicos y de infraestructura. En el caso de México y América Latina, surge la pregunta:

¿Cuál es el impacto económico real de avanzar hacia un sistema de transporte electrificado?

El mercado de vehículos eléctricos (VE) en México ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años. En 2023, se comercializaron 73,680 unidades entre eléctricos e híbridos, lo que representa un incremento del 44% respecto a 2022. De estas, aproximadamente 14,000 fueron vehículos totalmente eléctricos, registrxtando un aumento del 149% en comparación con el año anterior. Sin embargo, la participación de los VE en el total de ventas de vehículos ligeros aún es limitada, representando solo el 1.24% en febrero de 2024.

La infraestructura de carga para estos vehículos dentro de México está en expansión, aunque todavía enfrenta desafíos. Actualmente, existen alrededor de 1,146 estaciones de carga en el país, con la Ciudad de México concentrando el 23% de ellas. Los costos de carga varían según el tipo de estación:

  • Carga residencial: Instalar una estación de carga en casa tiene un costo estimado entre 12,000 y 15,000 pesos mexicanos.
  • Carga pública: Las tarifas en estaciones públicas oscilan entre 2.50 y 5.00 pesos por kWh. En estaciones de carga rápida, el costo puede ser de aproximadamente 15 pesos por hora, mientras que, en estaciones ultrarrápidas, una carga completa puede costar entre 250 y 1,000 pesos.

Incentivos gubernamentales.

En un esfuerzo por fomentar la adopción de tecnologías más limpias en el sector transporte, el gobierno mexicano ha implementado una serie de incentivos fiscales, regulatorios y operativos orientados a facilitar la incorporación de vehículos eléctricos (VE) al parque vehicular nacional. Uno de los principales estímulos es la exención del Impuesto Sobre Automóviles Nuevos (ISAN), lo que representa un ahorro significativo al momento de adquirir uno de estos vehículos. Asimismo, en diversas entidades federativas —entre ellas Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León y Jalisco— los usuarios de vehículos eléctricos están exentos del pago de tenencia vehicular, lo que reduce considerablemente los costos anuales de propiedad.

Además de estas exenciones, el marco fiscal permite que las inversiones en vehículos eléctricos sean deducibles de impuestos, hasta por un 25% del valor total del vehículo nuevo, con un tope de $250,000 MXN. Esta deducción resulta especialmente atractiva para personas morales o empresas que buscan renovar sus flotillas bajo criterios de sostenibilidad y eficiencia fiscal.

En términos operativos, los VE también gozan de beneficios adicionales en materia de circulación y verificación vehicular. Por ejemplo, en la Ciudad de México y el Estado de México, los propietarios de vehículos eléctricos pueden tramitar constancias de exención de verificación ambiental, dado que estos automóviles no emiten contaminantes directos. Además, están excluidos de las restricciones impuestas por el programa “Hoy No Circula”, lo que permite su libre tránsito incluso en días con contingencia ambiental.

Estos incentivos no solo buscan reducir las barreras económicas para el acceso a la movilidad eléctrica, sino que también envían una señal clara del compromiso gubernamental hacia la descarbonización del transporte en el país. No obstante, su efectividad a largo plazo dependerá de que vayan acompañados de una expansión robusta en infraestructura de carga, acceso a financiamiento y campañas de educación para el consumidor.

Impacto económico y oportunidades

A pesar de que los vehículos eléctricos (VE) requieren una inversión inicial más alta, ofrecen costos operativos significativamente menores debido al bajo precio de la electricidad frente a los combustibles fósiles. Del mismo modo, en el plano industrial, México se ha posicionado como un actor relevante al haber producido más de 3 millones de vehículos con tecnología eléctrica, fortaleciendo su papel en la cadena global de valor automotriz. Además, la expansión de esta industria y su infraestructura asociada abre nuevas oportunidades de empleo, especialmente en manufactura, instalación y servicios técnicos especializados.

Para concluir, se espera demostrar que, aunque la electrificación del transporte requiere una inversión inicial significativa, los beneficios económicos a largo plazo —en ahorro energético, salud, empleo y sustentabilidad— superan los costos. Para que esta transición sea efectiva, se necesita una coordinación robusta entre gobierno, sector privado y sociedad civil.

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karla flores

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